El Parlamento de Corea del Sur logró un hito histórico al destituir al presidente Yoon Suk Yeol, una decisión confirmada este viernes por el Tribunal Constitucional del país. La destitución, aprobada por unanimidad con los ocho votos de los jueces presentes, pone fin a meses de incertidumbre tras el breve intento de Yoon de imponer la ley marcial el pasado 3 de diciembre de 2024. Este evento desató la mayor crisis política en décadas en una de las democracias más sólidas de Asia, dejando al país al borde de una elección presidencial que debe realizarse en los próximos 60 días.
La caída de Yoon comenzó cuando, en una sorpresiva transmisión nocturna, anunció la imposición de la ley marcial, argumentando la necesidad de combatir «fuerzas antiestatales» y supuestas amenazas de Corea del Norte. Sin embargo, el decreto duró apenas seis horas, ya que el Parlamento, liderado por la oposición, logró reunirse y votar en contra de la medida, mientras soldados intentaban irrumpir en el edificio legislativo. El 14 de diciembre, con 204 de los 300 legisladores a favor, el Parlamento aprobó la moción de impeachment, suspendiendo a Yoon de sus funciones hasta la decisión final del tribunal.
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El camino a la destitución
El proceso no estuvo exento de tensión. Tras su suspensión, Yoon enfrentó cargos criminales por insurrección, convirtiéndose en el primer presidente surcoreano en funciones en ser arrestado, el pasado 15 de enero. Aunque fue liberado en marzo tras la anulación de su orden de detención, su destino político quedó en manos del Tribunal Constitucional. La corte, presidida por el juez interino Moon Hyungbae, determinó que Yoon «traicionó la confianza del pueblo» y violó gravemente la ley al intentar subvertir el orden democrático con su declaración de martial law.
La crisis se agravó por las acciones del propio Yoon. Durante el juicio, afirmó que su intención era enviar una «advertencia» a la oposición, liderada por el Partido Democrático, que había ganado las elecciones legislativas de abril de 2024 por amplio margen. Sin embargo, el tribunal desestimó sus argumentos, señalando que el despliegue de tropas para bloquear al Parlamento de Corea del Sur constituyó un ataque directo a la soberanía legislativa y a la neutralidad militar.
Parlamento de Corea del Sur y una sociedad dividida
La destitución de Yoon ha dejado a Corea del Sur en un estado de polarización extrema. Miles de ciudadanos celebraron frente al tribunal este viernes, ondeando banderas y gritando consignas a favor de la democracia. «Es una victoria para el pueblo», declaró un portavoz del Partido Democrático tras el fallo. Sin embargo, seguidores de Yoon, algunos con pancartas inspiradas en Trump que rezaban «Make Korea Great Again», protestaron en las calles, calificando el proceso de «injusto» y prometiendo apoyo al expresidente en sus futuros desafíos legales.
La Oficina Nacional de Elecciones anunció que los candidatos para reemplazar a Yoon podrán registrarse a partir de este sábado, con una elección programada antes del 3 de junio. El primer ministro Han Duck-soo, quien asumió como presidente interino tras ser restituido en su cargo el pasado 24 de marzo, continuará liderando el país hasta que se elija un nuevo mandatario. Han llamó a la calma esta semana, pidiendo a la población aceptar el veredicto «con serenidad».
El legado de la crisis política
El breve intento de ley marcial no solo marcó el fin de la presidencia de Yoon, quien asumió el cargo en mayo de 2022, sino que también reabrió heridas del pasado autoritario de Corea del Sur. La última vez que el país estuvo bajo la ley marcial fue en 1980, durante el régimen militar de Chun Doo-hwan. El fallo del tribunal refuerza la fortaleza de las instituciones democráticas, pero deja preguntas sobre cómo sanar las divisiones expuestas por este episodio.
Mientras tanto, Yoon enfrenta un juicio separado por insurrección, un delito que podría acarrear cadena perpetua o incluso la pena de muerte, aunque esta última no se aplica en Corea del Sur desde 1997. El Parlamento de Corea del Sur, con su voto decisivo en diciembre, desencadenó un proceso que ahora lleva al país a un nuevo capítulo político, con el mundo observando cómo responderá esta potencia económica y cultural ante su futuro incierto.