El baloncesto femenino de la NCAA tiene una nueva estrella en ascenso: Aaliyah Chávez, la joven mexicoamericana que ha captado la atención del mundo deportivo. Este martes 25 de marzo, la jugadora de 18 años, considerada la mejor prospecto de la clase 2025 anunció su compromiso con la Universidad de Oklahoma, un movimiento que promete revolucionar el programa de los Sooners. Originaria de Lubbock, Texas, y de raíces mexicanas, Chávez llega tras una carrera estelar en la preparatoria Monterey, donde rompió récords y se llevó el título de Jugadora Nacional del Año Gatorade 2025. Su decisión marca un hito para el deporte femenino y la comunidad latina en Estados Unidos.
Chávez, una base de 5 pies 11 pulgadas, destacó en su último año con un promedio de 34.5 puntos, 9.1 rebotes y 4.3 asistencias por partido, liderando a Monterey a un título estatal de la Clase 5A en Texas con una victoria contundente de 64-35 sobre Liberty Hill el pasado 1 de marzo. Su habilidad para anotar, crear jugadas y dominar en ambos lados de la cancha la ha convertido en un talento generacional. La Federación Nacional de Escuelas Secundarias (NFHS) reportó que Chávez terminó su carrera con 4,796 puntos, colocándola en el puesto 14 de todos los tiempos a nivel nacional en la historia del baloncesto femenino preparatoriano.
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La elección de Oklahoma no fue casualidad. El sábado pasado, Chávez estuvo en Norman para presenciar la victoria de los Sooners sobre Florida Gulf Coast en la primera ronda del torneo NCAA, un partido que terminó con un marcador de 87-62. Ahí, fue recibida por el director atlético de la universidad, Joe Castiglione, y el presidente Joe Harroz Jr., quienes le dieron un trato de estrella. Su llegada al equipo dirigido por Jennie Baranczyk, que actualmente está en el Sweet 16 del torneo 2025, eleva las expectativas para un programa que busca su primer título nacional.
NCAA: El impacto de Aaliyah Chávez en Oklahoma
El compromiso de Chávez con los Sooners se dio tras una reñida competencia con universidades como Texas, UCLA, LSU y South Carolina, todas potencias del baloncesto femenino. Oklahoma, sin embargo, ofreció un sistema de juego abierto que encaja con el estilo dinámico de Chávez. «Quiero cambiar el baloncesto femenino», dijo la joven en una entrevista reciente con la Asociación Atlética Colegial Nacional (NCAA), destacando su deseo de dejar una huella en el deporte. Su padre, Sonny Chávez, quien la ha entrenado desde niña, también celebró la decisión, asegurando que su hija está lista para el siguiente nivel.
En la cancha, Chávez aporta una combinación letal de velocidad, visión y precisión. Durante su visita a Norman, mostró su apoyo al equipo desde las gradas, luciendo una camiseta de los Sooners y firmando autógrafos para los fanáticos. Su impacto trasciende lo deportivo: como mexicoamericana, se ha convertido en un símbolo de inspiración para las jóvenes latinas que sueñan con destacar en el deporte estadounidense.
Aaliyah Chávez y su legado en la NCAA
Con Oklahoma avanzando en el torneo actual, donde enfrentarán a UConn este sábado en el Sweet 16, la llegada de Chávez en la temporada 2025-2026 promete ser un punto de inflexión. La NCAA destacó que su firma con Jordan Brand, patrocinador oficial de los Sooners, también abre puertas en el ámbito del NIL (Nombre, Imagen y Semejanza), un aspecto cada vez más relevante en el deporte universitario. Esto la coloca en compañía de figuras como Paige Bueckers y JuJu Watkins, quienes también han capitalizado su talento fuera de la cancha.
El camino de Chávez no ha sido fácil. Criada en una familia humilde, comenzó a jugar baloncesto tarde, a los 11 años, pero su dedicación la llevó a superar expectativas. Su madre, Andrea, solía llevar una olla de cocción lenta al gimnasio para que la familia comiera junta tras los entrenamientos, un detalle que refleja el apoyo incondicional detrás de su éxito. Ahora, con el mundo del baloncesto femenino viéndola, Chávez está lista para debutar en la NCAA y demostrar por qué es la número uno.
Los Sooners, que no han ganado un campeonato nacional desde la era de Sherri Coale, ven en Chávez una oportunidad para construir una dinastía. Mientras tanto, la comunidad latina en Texas y más allá celebra a una jugadora que lleva su herencia con orgullo. El próximo capítulo de esta historia comienza en Norman, y los aficionados ya cuentan los días para verla en acción.